Esta es la principal conclusión del informe ‘Cuando no gustarse hace enfermar’ de la Fundación Imagen y Autoestima, presentado en Barcelona y que muestra la relación entre la presión social por la imagen corporal, la baja autoestima y la aparición y desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria (TCA).

La obesidad en estos enfermos no es producto de alteraciones nutricionales, sino que se situaría en el plano psicológico, en el que el sentimiento de falta de control y la realización de atracones, precipita el aumento de peso y la obesidad.

El jefe del Servicio de Psiquiatría infantil y juvenil del Hospital Clínic de Barcelona, Josep Toro, definió estos TCA como atracones «intensivos y frecuentes» y consideró que la gran mayoría de los que los padecen han pasado anteriormente por fases de restricción alimentaria.

Toro explicó que antes de comenzar a ganar peso, han realizado dietas restrictivas, y recordó que la mayoría de los TCA se gestan en la adolescencia. El experto recordó que «comer más de la cuenta no es lo mismo que un atracón», en el que no hay control.

El estudio afirma que el 5% de la población femenina joven española sufre un TAC y que el 11,5% está en riesgo de padecerlos, pero no existen informes rigurosos que aporten datos fiables sobre cómo afectan a la población adulta. El 90% de los casos de TAC se dan en mujeres.

Los TAC se caracterizan por la presencia de otros problemas o trastornos de forma simultánea. Así, un 17% de los que los sufren abusan de las drogas; un 50% tiene trastornos de ansiedad; el 100% sufre síntomas depresivos o depresión, y un 29% padece uno o más trastornos de la personalidad.

El estudio señala que más de un 65% de los adolescentes españoles están insatisfechos con su cuerpo y recuerda que estudios han constatado la relación existente entre la presión por adelgazar y el incremento de los casos de TAC. El 97% de las personas que sufren un TAC han realizado o realizan una dieta restrictiva sin supervisión médica.

El informe de la Fundación Imagen y Autoestima constata que sentirse con sobrepeso se asocia a peor salud mental, manifestándose en síntomas de ansiedad y depresión entre los jóvenes adolescentes, y que niños de 7 u 8 años ya tienen conductas y actitudes alimentarias problemáticas.

Alrededor del 75% de las personas que presentan un alto riesgo de padecer un trastorno del comportamiento alimentario presentan niveles muy bajos de autoestima. En el caso de los niños, el 63% de las chicas y el 58% con obesidad moderada y grave dicen ser molestados frecuentemente por sus compañeros, y un 47 y un 34%, por sus propios familiares.

Una de las autoras del estudio, Cristina Carretero, afirmó que una «menor presión social» por la imagen corporal mejoraría la salud de las personas y sostuvo que el patrón de belleza actual, de extrema delgadez, se aleja de la morfología real de los españoles, y que la adopción de hábitos alimentarios anómalos es la consecuencia de un trastorno de la conducta alimentaria y no su causa.

El estudio recomienda al Gobierno una regulación adecuada de la publicidad de productos destinados a la pérdida de peso, la prohibición de la publicidad de productos destinados a la pérdida de peso en horario protegido, llevar a cabo políticas y planes efectivos de prevención y promoción de la salud, y cambiar la legislación sobre la unidad y la información de las tallas de ropa.

Sobre esta última cuestión, la directora general de la Fundación, Marta Voltas, aseguró que el estudio antropométrico que hizo el Ministerio de Sanidad era «un primer paso», pero que «todavía está pendiente». Recordó que la unificación se tiene que producir en 2011, «pero se tendría que hacer antes».
Fuente: Europa Press, oct 2008.