Vamos a explicar desde el punto de vista lo más científico y riguroso posible para que no exista duda posible qué es un alimento funcional.

Definiciones de qué es un alimento funcional hay muchas y suelen ser coincidentes; sin embargo, la Comisión Europea ha desarrollado una serie de puntos a través del Códex Alimentarius que ayudan a identificar qué puede ser un alimento funcional.

Aunque no hay una definición oficial la Comisión Europea ha desarrollado una serie de puntos que los identifican:

Se trata de un alimento o ingrediente convencional o de consumo habitual.
El principio o componente activo que convierte a un alimento en funcional está de forma natural en el alimento.
Tiene efectos beneficiosos demostrados en determinadas funciones orgánicas, más allá de su valor nutricional.
Tiene algún efecto beneficioso demostrado sobre la salud, bienestar o reducción del riesgo de enfermedad o mejora de la calidad de vida. Aquí se incluye el rendimiento físico, el psicológico o el conductual.
(Fuente: Scientific Concepts of Functional Foods in Europe: Consensus Document. (1999). British Journal of Nutrition, 81(1):S1-S27).

Algunos de estos ingredientes considerados funcionales son:

El ACEITE DE OLIVA: ha demostrado que puede reducir la oxidación del LDL (colesterol malo).

ÁCIDOS GRASOS OMEGA-3: se ha probado su efecto protector reduciendo la mortalidad cardiovascular.

LOS SUSTITUTOS DE LAS GRASAS: reemplazar las grasas saturadas o ‘trans’ de la dieta aporta beneficios tan significativos para la salud como el control del sobrepeso, reducir la incidencia de diabetes mellitus tipo 2 o reducir el riesgo cardiovascular.

Los FITOESTEROLES: bloquean la absorción del colesterol LDL (colesterol malo) en el intestino con lo que éste no llega a la sangre.

Las ISOFLAVONAS: algunas investigaciones a nivel de laboratorio han probado que las isoflavonas de soja tienen un gran potencial antiinflamatorio, mejoran, por ejemplo, la función de las células que construyen los vasos sanguíneos e inhiben la producción de coágulos sanguíneos.

El LICOPENO: es un carotenoide que carece de actividad pro-vitamina A pero que tiene efectos protectores frente a enfermedades cardiovasculares.

La FIBRA DIETÉTICA SOLUBLE: tienen un efecto reductor de la absorción de las grasas

Los PROBIÓTICOS: son cultivos vivos beneficiosos como el Lactobacillus sp. o la Bifidobacteria sp, que se incluyen en algunos alimentos como las papillas o los yogures y que mejoran el equilibrio microbiano intestinal.

Los PREBIÓTICOS: son componentes no digeribles, como la oligofructosa, que estimulan el crecimiento de la flora intestinal.

Fuentes:
Peter J. H. et al. Effect of n-3 Polyunsaturated Fatty Acids on Risk Reduction of Sudden Death. Nutrition Reviews, 2002; 60 (12):407-413.
Arnoldi A. Functional foods, cardiovascular disease and diabetes. Woodhead Publishing Ltd, 2004
Los fitoesteroles, el colesterol y la prevención de las enfermedades cardiovasculares. Clin Invest Arterioescl, 2001; 13 (5):41-49
Mendivil C. et al. Antioxidantes y enfermedad vascular. Clin Invest Arterioescl, 2002; 14 (1):26-40
Penny M. et al. Bioactive Compounds in Foods: Their Role in the Prevention of Cardiovascular Disease and Cancer. The American Journal of Medicine, 2002; 113 (9B): 71S-88S).
Boclé et al. Les fibres alimentaires: Déterminants physico-chimiques, définition, aspects analytiques et physiologiques. Cah. Nutr. Diét, 2005; 40 (1): 15-21
EUFIC (http://www.eufic.org/page/es/nutricion/alimentos-funcionales/)

La fuente de este artículo es www.nestle.es
Raquel Giner
Nutrición IntraObes