El pleno del Parlamento Europeo ha aprobado un informe en el que rechaza que se vendan productos de alto contenido en grasas, sal y azúcar en las escuelas y pide, asimismo, que los programas escolares dediquen al menos tres horas a educación física cada semana.

El informe, adoptado con los votos a favor de 536 eurodiputados y 37 en contra, recuerda que más de cinco millones de niños en el conjunto de la Unión Europea son obesos y alrededor de 22 millones padecen problemas de sobrepeso.
El texto también pone de relieve que la mitad de la población europea adulta (cerca de 250 millones de personas) padece problemas de sobrepeso, un problema que absorbe el 6% del gasto público para centros de atención primaria en algunos Estados miembros. Además, uno de cada tres europeos no realiza ningún tipo de ejercicio físico en su tiempo libre y, de media, cada europeo pasa más de cinco horas sentado al día.
Por ello, la Eurocámara ha instado a los países miembros a reconocer la obesidad como una enfermedad crónica y subrayó la necesidad de mejorar los hábitos alimenticios de la población europea desde una edad temprana. Además de pedir que se dejen de vender en centros escolares alimentos y bebidas de alto contenido en grasas o pobre valor nutritivo, sal y azúcar, los eurodiputados piden que se «controlen y mejoren la calidad y los niveles nutritivos de las comidas servidas en los colegios y guarderías» de manera que éstas incluyan frutas y hortalizas.
Los eurodiputados consideran positivo impulsar un proyecto de distribución de frutas en los centros escolares con fondos europeos y piden a los Veintisiete que garanticen una oferta de productos sanos en las máquinas expendedoras en las escuelas.

FUERA LAS GRASAS «TRANS»

Los eurodiputados piden además la prohibición de los ácidos grasos trans en la UE, tras lamentar que «sólo algunos Gobiernos europeos» han tomado acciones para reducir la exposición de los consumidores a los ácidos grasos trans artificiales. Si el nivel de estos ácidos supera el 2% de la aportación energética total, su consumo está asociado a un incremento significativo de los riesgos de enfermedades cardiovasculares, advierten en su informe. Además, reclaman que se analice los efectos de los potenciadores artificiales de sabor -incluidos los glutamatos, guanilatos y inosinatos- en los platos preparados de forma industrial.
Para fomentar el consumo de frutas y hortalizas, los eurodiputados piden a los países comunitarios que todavía no aplican un IVA reducido para estos productos que lo hagan y, de manera más general, piden que se modifique la legislación comunitaria para situar en menos del 5% este IVA reducido.
Por otra parte, los eurodiputados defienden que los Estados miembros aumenten la calidad y cantidad de la comida que reciben los pacientes en los hospitales y centros para la tercera edad para hacer frente a la alarmante cifra de pacientes y ancianos mal alimentados en estos centros. Según algunos estudios, el 40% de los pacientes en la UE están mal alimentados en los hospitales, mientras que, en el caso de los ancianos, la cifra oscila entre el 40% y el 80%.

Fuente: El Mundo