La obesidad infantil comienza a ser un importante problema de salud en algunos países. La obesidad infantil, no sólo provoca problemas de salud, sino que también puede causar problemas sociales y psicológicos y, algo muy grave, está vinculada a la obesidad del adulto y a un peor estado de alud en general. Afortunadamente, se puede prevenir. De acuerdo con una revisión de estudios, los programas escolares para promover la alimentación saludable, la actividad física y actitudes positivas hacia la imagen corporal dirigidos a niños de 6 a 12 años se encuentran entre una serie de intervenciones que pueden ayudar a reducir los niveles de obesidad. «Existen actualmente evidencias que confirman que estas estrategias se pueden implementar con el fin de frenar los crecientes índices de obesidad en los niños. Sabemos que no hacer nada puede conducir a un aumento del sobrepeso y la obesidad, especialmente en algunos países», sostiene Elizabeth Waters, del Centro McCaughey en la Universidad de Melbourne (Australia). Y autora del estudio que se publica en Cochrane Library. Volverse obeso está fuertemente ligada a una nutrición inadecuada y a una inactividad física, por lo que no sorprende que muchos de los programas estén dirigidos a mejorar una o ambas de estas conductas. Impacto positivo Los estudios revisados variaron en cuanto a los programas evaluados para la prevención de la obesidad y el grado de beneficio que identificado. Sin embargo, en su conjunto la revisión indica que las intervenciones tuvieron un impacto positivo en el peso corporal. «Nuestros hallazgos muestran que vale la pena invertir en programas para prevenir la obesidad infantil; sin embargo, dada la variedad de los programas incluidos en esta revisión, es difícil decir exactamente qué componentes son los mejores, pero creemos que las estrategias más eficaces son aquellas que se centran en cambiar los entornos y no sólo el comportamiento de los individuos», afirma Waters. Entre las propuestas que propone este trabajo están programas de promoción para una alimentación saludable, para promover la actividad física y la imagen corporal en los programas escolares; aumentar el número de oportunidades para la actividad física durante la semana escolar; mejorar la calidad nutricional de los alimentos suministrados en las escuelas; prestar más atención a las actividades de apoyo a los padres y en el hogar que animen a los niños a ser más activos, o pasar menos tiempo viendo la TV o delante del ordenador, entre otras.

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