«Aunque las mujeres dijeron tener menos hambre cuando trataban de cohibir su respuesta a la comida, la parte mental que controla las ansias de comer seguía sumamente activa», reveló un estudio.

Las mujeres son menos capaces que los hombres de suprimir sus ansias de comer cuando avistan sus manjares favoritos, lo que podría explicar por qué las tasas de obesidad de las mujeres son mayores que las de los hombres, indicó un estudio.

El grupo del Laboratorio Nacional Brookhaven se expresó sorprendido por los hallazgos sobre cómo las mujeres y los hombres tienen distintas capacidades para controlar su ingestión de alimentos.

Los científicos sometieron a tomografías cerebrales a 13 mujeres y 10 hombres que habían ayunado durante la noche y a los que se les colocó enfrente su comida preferida. Los hallazgos salen publicados en la edición del martes de la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias.

«En los cerebros de las mujeres ocurre algo distinto», dijo Gene-Jack Wang, uno de los científicos. «Sus señales cerebrales son sumamente diferentes».

En el experimento, se le preguntó primero a los participantes sobre sus comidas preferidas. Algunos dijeron pizza, otra hamburguesa, otros pastel de chocolate u otro manjar. A todos se les pidió pasar la noche en ayunas.

Al día siguiente se les colocó enfrente sus comidas favoritas al tiempo que se medía la respuesta en sus cerebros. Además se les pidió usar una táctica psicológica para suprimir pensamientos de hambre o de comida.

Aunque tanto hombres como mujeres dijeron que el método inhibidor funcionó y que tuvieron menos hambre, las tomografías cerebrales muestran que la actividad de los hombres sí se redujo, pero la de las mujeres no.

Las funciones cerebrales de las mujeres relacionadas con la respuesta a la comida se mantuvieron activas.
«Aunque las mujeres dijeron tener menos hambre cuando trataban de cohibir su respuesta a la comida, la parte mental que controla las ansias de comer seguía sumamente activa», expresó Wang.
Nora Volkow, directora del Instituto Nacional de Drogadicción y coautora del estudio, dijo que el equipo quedó sorprendido por las diferencias entre los sexos y que éstas probablemente se deben a las distintas necesidades nutritivas de hombres y mujeres, aunque enfatizó que esa idea es sólo una conjetura.
Debido a que el papel tradicional de la mujer es nutrir a la cría, el cerebro femenino probablemente está diseñado para ingerir alimentos siempre que estén disponibles, dijo Volkow.

El próximo paso es averiguar si las hormonas femeninas están reaccionando directamente con esas áreas del cerebro.

Fuente: Milenio