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Manejo de la alimentación emocional

Comer guiado por las emociones o comer emocional, ocurre cuando un individuo se dirige a la comida para cambiar o modular sus emociones.
En muchos casos, la persona no sabe cómo o qué está sintiendo en el momento en el que come, lo único que sabe en esos momentos, es que siente tensión en su cuerpo y que ésta disminuye una vez que ha comido.
Los comedores emocionales tienden a: estar confusos acerca de lo que sienten, tienen dificultades para ponerle nombre a sus emociones, tienen dificultad para modular sus emociones, encuentran dificultad para expresar sus emociones.
Los comedores emocionales tienden a comer para: evitar o afrontar las emociones que consideran negativas, suprimir las emociones, está relacionado con el abuso con uno mismo o con haber tenido alguna experiencia traumática, guarda relación con el aburrimiento, ansiedad, soledad, miedo, pérdida, etc.
¿Cuál es la diferencia entre el comer emocional y el hambre física?
Hay varias diferencias entre la clave física del propio cuerpo y la clave emocional que mueven al individuo a comer.
El hambre física: empieza en el estómago, es muy gradual, no es específica de un determinado alimento. Las personas tienden a comer cuando tienen hambre y a parar cuando están saciados.
Por otro lado, el comer emocional: empieza en la boca o en la cabeza de uno, es muy rápida, normalmente es de un alimento específico y se tiende a sentir culpa tras haber comido.
¿Cómo podemos  manejar el comer emocional?
1º.- Primero tendremos que identificar y saber qué emociones están apareciendo cuando nos dirigimos a la comida.
Por ejemplo: enfado, frustración, preocupación ansiosa, miedo, depresión, culpa…
2º.- Después, de haber identificado las emociones que se tienen al comer se puede tomar conciencia de los detonantes que hacen que se mantenga dicho comer emocional.  Por ejemplo, puede ser una imagen, los medios de comunicación, una persona que te ha dicho algo, un pensamiento, el estrés, tener una imagen corporal propia negativa…
3.- Tratar de separar la emoción del comportamiento alimentario. Para hacer una buena lectura de la emoción hay que aceptar cual es nuestra emoción.
Hay que preguntarse de qué otra manera se podría manejar tal emoción identificada. Puedes expresarla, tolerarla, etc.
Manejar las emociones implica, no juzgarse por lo que se siente, sea lo que sea que se este sintiendo. Seguro que a veces, no son emociones agradables pero es que no se trata de que gusten o no, sino de aprender a experimentarlas, aceptándolas.
En muchas ocasiones, la intención es la de evitar sentir una determinada emoción, siendo esta nueva emoción creada, la de no querer sentir, la que puede llevar a un comer emocional.
Por último:
4º. Adquirir estrategias para manejar las emociones negativas, por ejemplo:
Estrategias para reducir la ansiedad, estrategias de comunicación, estrategias de planificación, estrategias para resolver problemas, estrategias de control estimular (manejando la comida que hay en tu entorno), estrategias de relajación, habilidades sociales…
Resumiendo:
Identificar, conocer, aceptar y encontrar otra manera de expresión, cambiará la necesidad de comer emocionalmente.
Si estas cansado, descansa, si tienes sueño, duerme, si estás enfadado exprésalo calmadamente a la persona con la que estás enfadado, y si tienes hambre “física”, come eligiendo los alimentos que más convengan.
Y recuerda, lo importante no es qué comes, sino qué te come!
Isabel Rubió
Psicología IntraObes

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