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Infusiones y obesidad

De toda la variedad de plantas para perder peso, la única que cuenta con aval científico sobre su eficacia es el té verde, pero siempre y cuando se combine con dieta y ejercicio físico. Abusar de tisanas adelgazantes puede provocar desequilibrios electrolíticos, diarrea, insomnio o ansiedad.
El mes de septiembre no sólo implica la vuelta a la rutina, sino también algún que otro kilo de más como consecuencia de los irremediables excesos del verano. Como complemento a la dieta, entre los múltiples de productos disponibles en el mercado para adelgazar, las infusiones ocupan un lugar prioritario. Té verde, rojo, cola de caballo, fucus, etc se han posicionado como un aliado, una veces beneficioso y otras perjudicial, en la pérdida de peso.
Para Teresa Ortega, profesora de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidenta del centro de Investigación sobre Fitoterapia (Infito), «este tipo de infusiones se realizan con plantas medicinales cuyos principios activos contribuyen, junto con la dieta y el aumento del ejercicio, a reducir el peso corporal mediante diferentes mecanismos de acción». Entre toda la variedad de plantas destinadas para adelgazar, la única que cuenta con estudios sobre su eficacia en el control del peso es el té verde o camilina.
La revista «Journal of the American College of Nutrition» publicó un trabajo el pasado año de la Universidad de Oklahoma que revelaba que «el consumo de té verde en forma de infusión o en cápsulas durante ocho semanas reducía de forma significativa el peso corporal y el índice de masa corporal». Además, ejercía un efecto positivo sobre perfiles lipídicos y marcadores del síndrome metabólico en pacientes obesos. «En la hoja de camelia sinensis se combinan diferentes mecanismos como son un incremento en el gasto energético y en la oxidación de grasas y una disminución en el apetito y la absorción de lípidos. Todo ello mediante la activación de procesos en el sistema nervioso central y actuación en enzimas implicadas en el metabolismo», matiza Ortega. Recelo Sin embargo, los expertos muestran cierto recelo a la hora de alabar las propiedades de este tipo de infusiones para adelgazar.
Para el doctor Alejandro Domingo Gutiérrez, especialista en Medicina y Nutrición del Hospital USP San Camilo de Madrid, «la pérdida calórica se sitúa alrededor de las 80 calorías cuando se toman cinco tazas de té verde al día. Las catequinas, uno de sus componentes, actuarían sobre el metabolismo de los triglicéridos y quemando grasa liberarían energía, pero si lo comparamos con las calorías que se pierden con cualquier actividad física tendríamos que preguntarnos si merece la pena sustituir el ejercicio por la toma de tazas de té». No obstante, el consumo de infusiones dentro de una dieta de adelgazamiento puede, según Elena Gascón Villacampa, Dietista-Nutricionista de la Universidad de Navarra, «ayudar, pero por el poder saciante de las bebidas calientes. Algunas de estas infusiones se podrían indicar en casos de estreñimiento o de retención de líquidos, pero se deben tomar de forma puntual y siguiendo las dosis recomendadas ya que, en caso contrario, podrían provocar desequilibrios electrolíticos».
Esta misma opinión la comparte el doctor Domingo quien añade eliminar «una mayor cantidad de líquido del organismo a través de la orina está comprobado que ocurre con infusiones de cola de caballo, alcachofa o hinojo y cuando te pesas, al día siguiente de tomarlas, la báscula indica que se ha bajado de peso, pero lo que se ha perdido ha sido líquido, no grasa y cuando repones ese líquido perdido se vuelve a la misma situación metabólica de antes. Además, si no se compensa la reposición de agua por boca se pueden producir alteraciones en los niveles de sodio, potasio, calcio u otros minerales para mantener las funciones orgánicas». Asimismo, es importante, según Gascón, «vigilar el consumo y seguir el consejo de los especialistas, puesto que algunas de estas plantas podrían estar contraindicadas en casos concretos o interaccionar con ciertos medicamentos». No conviene pasar por alto que el té, en cualquiera de sus versiones verde o rojo, ejerce, por la teína, un efecto estimulante del sistema nervioso central. Por este motivo, Domingo advierte de que «sobre una persona hipertensa puede desencadenar o agravar esta alteración. Además, temblores, ansiedad, cefalea o insomnio pueden ser efectos colaterales de esta liberación de neurotransmisores por infusiones adelgazantes». En el caso de las que ejercen un efecto laxante y no se consuman bajo control del médico o farmacéutico pueden «producir diarreas e impedir la absorción de vitaminas y minerales necesarios para una vida saludable».
Preparación La forma de preparar la infusión puede ser el responsable de que ejerza más o menos efecto sobre la salud. Según Ortega, «la elaboración incide de forma notable en su eficacia y seguridad pues de ella depende la extracción, por exceso o por defecto, de los principios activos de la planta sumergida en agua caliente». Para garantizar la dosis exacta, continúa la experta, «en la actualidad se dispone en las farmacias de preparados de esas mismas plantas medicinales que facilitan la dosificación y por ello garantizan su seguridad y eficacia facilitando, además, su adecuada conservación».

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