El apoyo social resulta ser un predictor importante de la realización de ejercicio. Realizarlo con otras personas y recibir su apoyo, ayuda a que se mantenga en el tiempo.

Las personas más predispuestas a realizar ejercicio físico, tienen actitudes positivas hacia la actividad, se consideran deportistas responsables de su salud y provienen de familias que realizan ejercicio. Sin embargo, la adherencia a los programas de ejercicio algunas veces constituyen un problema. Las personas con una mayor probabilidad de seguir un régimen de ejercicio parecen ser hombres, personas que han realizado ejercicio con anterioridad, jóvenes, y personas de un nivel económico y educativo más alto. Los fumadores, los que se consideran poco saludables, los obreros y las personas con baja autoeficacia, muestran una mayor probabilidad de abandono (Dishman y Buckworth, 1997).

Las razones más citadas para no adherirse a los programas de actividad física son:

•    Falta de acceso a instalaciones deportivas
•    Falta de tiempo
Sin embargo, a pesar de todo esto, la práctica de ejercicio físico a largo plazo está determinada por el hábito de realizarlo, siendo mucho más probable que continúen realizándolo las personas que lo llevan practicando entre 3-6 meses.
Nosotros en nuestra consulta de psicología, utilizamos diversas estrategias cognitivo-conductuales para mejorar la adherencia a los programas de ejercicio físico:
•    Establecimiento de metas: empezar gradualmente y motivar al paciente para ir incrementando la actividad hasta alcanzar un objetivo.
•    Promover expectativas realistas respecto al programa de actividad física.
•    Recordatorios para la práctica de actividad diaria: en el caso de que  se le olvide realizar ejercicio, se pueden dejar anotaciones en lugares con cierta frecuencia de paso, o bien poner una alarma en un reloj.
•    Autoregistro de la actividad física diaria: esto implica anotar la actividad física en una tabla en la que viene especificado el horario de actividad de cada día. En el caso de que no se cumpla el programa previsto,  por ejemplo salir a andar por la tarde, especificar porqué no se ha realizado. Esto proporciona una información valiosa tanto para el terapeuta como para el paciente.
Nuestros pacientes, cuando empiezan a bajar de peso, se ven mucho más motivados para empezar a realizar ejercicio físico  ya que “se sienten más ligeros” y también con mejor autoestima para realizar una actividad con más gente.
Tras haber realizado un esfuerzo para adquirir un hábito, es el propio cuerpo el que te va a pedir mantener esta actividad en el tiempo.
Isabel Rubió
Psicología Intraobes