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¿Desayunos naturales o rápidos?

Hola a tod@s! ¿habéis desayunado hoy? ¿un café rápido tal vez? ¿un zumo y ya está? ¿un poco mejor, con una tostada y un lácteo?

De esto vamos a hablar hoy, de cuál es la mejor forma de levantarse con energía e iniciar una buena jornada laboral, desayunando equilibrado y preferentemente con alimentos y bebidas naturales. La industria alimentaria saca casi a diario alimentos y bebidas para tomar en momentos rápidos con formatos de envases fáciles de beber o listos para abrir y comer en cualquier lado o situación. Pero no siempre contienen todos los nutrientes necesarios para ese momento del día. ¿qué ocurre con el desayuno? Un desayuno en casa o cafetería perfectamente puede ser un vaso de leche (con café, descafeinado, cereales solubles, cacao…), una tostada de pan (blanco, integral, de biscotte…), lo mínimo de grasa (a ser posible aceite de oliva), un vaso de zumo natural o mejor todavía una pieza de fruta. Todos eso de buena mañana es perfecto para comenzar el día con energía, romper el ayuno de la noche y llevar una dieta equilibrada. La fórmula real (y no mágica) sería: proteínas+carbohidratos+vitaminas+fibra= desayuno perfecto Ahora ¿qué pasa con las personas que desayunan rápido «lo primero que pillan»? Suele ser un café solo/cortado, un vaso de zumo la mayoría de las veces envasado o que dice «contiene» leche (y si se mira los ingredientes dice 10% leche desnatada) pero que en su mayoría contiene azúcares simples y casi nada de proteínas y, como ejemplo que nunca se ha de seguir es, salir de casa en ayunas. Así, es lógico que a media mañana se despierte el hambre y se busque el bocata de tortilla/fiambre graso o peor aún, la bollería rápida de máquina expendedora con composiciones industriales, no naturales, excesivamente calóricas a expensas de grasas malas o saturadas. El polo opuesto sería aquellas personas que continuan con el ayuno, es decir, las que habiendo tomado un desayuno muy escaso de calorías ni siquiera a media mañana logran tomar alimento más consistente, por lo tranto serán las que lleguen a la hora de la comida/almuerzo «devorando», no masticando, no saboreando, bebiendo a la vez que comiendo etc…y terminando con una digestión pesada Conclusión: Parecemos pesados los nutricionistas pero es la santa verdad. Si se reparten las necesidades energéticas fraccionadas en 5 comidas  al día, el organismo responde mejor a cualquier imprevisto mental o físico que se nos ponga delante y a la larga, se come mejor, se disfruta más y estamos más sanos y más sonrientes. Probadlo es cierto! Raquel Giner Nutricionista de IntraObes

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