El comienzo de la adolescencia es una etapa de cambios durante la cual se producen numerosas modificaciones en las formas del cuerpo. Esa situación que de por sí no es fácil de sobrellevar, puede agravarse por la existencia de una serie de prejuicios o valores sociales que postulan como ideal de belleza la delgadez, cuánto más extrema mejor. Para las personas con obesidad mórbida la expectativa de vida se reduce entre 15 y 20 años. Frente a esta dicotomía hay un aspecto al que es importante prestarle mucha atención: la contención emocional de los jóvenes, por parte tanto de la familia y los amigos, como de los profesionales, que además deberán encargarse de brindarle a los chicos toda la información necesaria para conocer cuál es la mejor opción de tratamiento para cada cuadro. En los últimos años, la combinación del incremento de casos y la necesidad de combatir las enfermedades asociadas ha favorecido el desarrollo de cirugías que contribuyen al descenso de peso, aunque los tratamientos médicos y las terapias conductuales continúan siendo las principales herramientas del abordaje de la obesidad, especialmente en los más jóvenes. «La cirugía de obesidad no es de rutina en ningún caso, y muchos menos en la etapa infanto juvenil. Por eso debe utilizarse sólo para pacientes con obesidad mórbida, inmanejable desde lo médico, y cuando se presentan enfermedades asociadas como la hipertensión arterial, el colesterol, la dislipemia, la diabetes o la apnea del sueño que comprometen la salud y complican la rutina diaria», señaló el doctor Ezequiel Fernández.  Lo más importante es hacer un abordaje integral y multidisciplinario del paciente. Debe trabajarse desde el comienzo haciendo mucho hincapié en la contención y apoyo emocional del paciente, y en proporcionar la información relativa a las opciones de tratamiento que necesite; razón por la cual cuando se trata de chicos o adolescentes, es conveniente citar también a los padres para que estén al tanto de las instancias del tratamiento integral que puede incluir la realización de una cirugía bariátrica que es un recurso más para ayudar a bajar de peso. Lo que tienen que entender los pacientes -y para eso es fundamental llevar a cabo el seguimiento antes, durante y después de la cirugía- es que no se trata de un problema estético, sino que es un tema de salud, según la licenciada en psicología Patricia Alkolombre. Es fundamental incluir en este tipo de tratamientos un seguimiento del paciente de dos años de duración, en el cual se espera que el paciente pueda interiorizar los cambios en los hábitos alimentarios y en el estilo de  vida que se generan con la intervención. Igualmente ése tiempo puede prolongarse o acortarse dependiendo el estado anímico de cada uno y la situación familiar en la que se encuentre. En los pacientes infantojuveniles, las técnicas más adecuadas son las de tipo restrictivo pues las malabosortivas y las mixtas implican carencias vitamínicas y proteínas, sustancias indispensables para el desarrollo. Dentro de esta variante, las más utilizadas son la banda gástrica ajustable y la llamada gastrectomía tubular o ‘sleeve gastrectomy’ que se realiza mediante laparoscopía y consiste en extraer del organismo el sector del estómago que alberga el volumen más importante de alimentos, lo que genera que se alcance la saciedad más rápido. Vale aclarar que logrando bajar un 20 por ciento de su peso, una persona que padecía obesidad mórbida puede mejorar notablemente su estado de salud, reducir los factores de riesgo y revertir la disminución de la expectativa de vida calculada entre los 15 y 20 años.  Fuente: Infobae