Cirugía de obesidad y balón intragástrico en adolescentes
Cuando los padres nos traen un adolescente a la consulta con obesidad grave siempre se plantean una serie de preguntas –y también de sentimientos-. El adolescente -en general- se resiste inicialmente a ser tratado. Cuando el adolescente colabora de forma activa –o incluso les pide a sus padres venir a consulta- es un signo de madurez, porque percibe la necesidad del tratamiento.
La obesidad le afecta de manera importante en su modo de relacionarse con los demás y en su autoestima, pero además, como os presento en este artículo, el 30% tienen problemas de lípidos, el 20% son hipertensos y hasta un 10% ya son diabéticos tipo 2 o sufren pre-diabetes.
Los padres tienen sentimientos encontrados, se sienten culpables en parte, como si no hubieran educado bien a sus hijos, y por otro lado tienen “miedo de que les pase algo” en la operación.
Hay que hacer un abordaje individualizado y multidisciplinar de estos casos. Hay que tratar al adolescente como un adulto, no de manera paternalista. Es bueno que hable con otros pacientes adolescentes tratados. Hay que explicarle a los padres que no son culpables de nada y que tendrán que evolucionar junto a su hij@ en su cambio de estilo de vida.
A estos pacientes habitualmente los operamos, porque los balones tienen una gran amenaza: la reganancia de peso.
El abordaje de un adolescente en consulta es siempre complejo pero muy interesante. Les cambia la vida, de ello no hay duda.
Habitualmente, si el adolescente tiene cuerpo y mente de adulto –habitualmente más de 16 años- lo mejor es hacerle un bypass gástrico, ya que es la técnica que mejor combina calidad de vida y probabilidad de resistencia a los vaivenes de la vida, que pueden afectar su forma de comer a largo plazo.
Si el paciente tiene mentalidad infantil o su cuerpo todavía está en desarrollo, tal vez una técnica que produce malabsorción como el bypass no sea la mejor, pues puede afectar el desarrollo.
En estos casos hay diferentes opiniones. Parece haber acuerdo en plantear una técnica “puente” de manera temporal. Se han utilizado para ello la banda gástrica, la manga o tubo gástricos e incluso el balón. Ninguno de ellos produce malabsorción. Lo habitual es que –utilizados en adolescentes- requieran una intervención posterior pasados unos años por recuperación de peso.
En Europa Occidental hay una escasa experiencia en balones en adolescentes, sobre todo en menores de 16 años.
Por eso os presento un estudio muy curioso de la facultad de Medicina de Santo André (Sao Paulo, Brasil), sobre el utilidad de balón intragástrico en adolescentes mujeres publicado en la revista Nutrire.
Utilizaron el balón gástrico de 6 meses como terapia adyuvante para la obesidad, en 10 adolescentes después del primer ciclo menstrual, para tratar las morbilidades asociadas a la obesidad, donde el tratamiento convencional –dietas y ejercicio- había fallado previamente.
En este estudio, los investigadores trataron de evaluar la eficacia y la seguridad del balón gástrico para reducir el peso y el IMC, en mujeres adolescentes con obesidad severa.
Las pacientes, con una edad media de 15 años (rango de 12 a 18 años) e índice de masa corporal medio de 41 (rango de 34.6 a 49.9), tuvieron problemas derivados de la colocación del balón de tipo y frecuencia semejantes a los pacientes adultos (refieren 50% de molestias abdominales, 50% de náuseas y 20% de vómitos; nuestros pacientes adultos tienen una incidencia mayor de problemas, en realidad, tal vez se deba a que la potencia del músculo de la pared del estómago sea mayor en adultos).
En el artículo hay algo muy llamativo: antes de colocarse el balón, ¡el 20% eran hipertensos, el 30% tenían el colesterol-triglicéridos altos y el 10% tenían prediabetes o diabetes tipo 2!.
Al final del período de 6 meses, observaron una reducción promedio de 4.3 ± 1 puntos de IMC y 12.9 ± 3 kg de peso.
Al final del estudio, hubo una mejora significativa en la concentración de insulina y en el test de resistencia insulínica HOMA-IR. Los investigadores no encontraron un impacto significativo en los niveles sanguíneos de lípidos (triglicéridos-colesterol).
Evidentemente, el estudio está limitado por el escaso número de casos, y tampoco se presentan datos de seguimiento tras la retirada del balón.
En cualquier caso, conocer que el BI en adolescentes es una alternativa segura y efectiva –a corto plazo- es útil.
Espero que os haya parecido interesante.

Nota: La imagen es del tatuaje en la muñeca de la fecha de cirugía de una adolescente operada de bypass por nosotros este año –sus padres nos han autorizado su uso-, lleva ya perdidos 45 kg.

Fdo Dr Miguel Ángel Escartí
Cirujano Bariátrico y Metabólico
IntraObes
Fuente: Teixeira C, Ferreira T, Fenero V et al. Efficacy and safety of intragastric balloon in the treatment of obesity in adolescent females. Nutrire 2017, 42: 26. https://doi.org/10.1186/s41110-017-0052-z